El día 27, ya sabéis, se celebró el Día Internacional de la Memoria del Holocausto. Y hoy se celebra el Día Internacional de la Paz y la No Violencia... Podemos relacionarlos.
Es que estaba leyendo yo este fin de semana un libro de un autor judío, Aharon Appelfeld, y me encontré con una descripción... En fin, en vez de perder el tiempo conmigo, mejor leedlo a él. Se trata de su novela Badenheim 1939. Está ambientada en un balneario austriaco (eso ya marca diferencias con lo sucedido en Alemania), y presenta de forma casi surrealista cómo se llevó a cabo la deportación.
Al final de la novela, cuando llega el momento de deportar a los judíos, Appelfedl escribe:
"El traslado fue tan fácil que casi ni se percataron (...) Una locomotora, una locomotora enganchada a cuatro vagones de carga mugrientos, surgió de entre las colinas y se detuvo en la estación. Su aparición fue tan repentina como si hubiese salido de un pozo. ¡Adentro! ordenaron unas voces. Y la gente fue siendo absorbida hacia el interior. Incluso los que estaban con una botella de limonada en la mano, con una tableta de chocolate, el jefe de camareros y el perro, fueron absorbidos sin dificultad, como granos de trigo por un embudo. Y, a pesar de todo, el señor Pappenheim aún tuvo tiempo de decir la siguiente frase: "Si los vagones están tan sucios, es señal de que el camino no es largo".
Aharon Appelfeld nació en una aldea ucraniana en 1932. Con 10 años ya había vivido la experiencia de ser deportado, perder a sus padres asesinados por los nazis, ser internado en un campo de concentración, escapar del campo, y vivir como fugitivo en los bosques con la única compañía de ladrones y prostitutas. En 1946 llega a Israel, donde aprende el hebreo, lengua en que desarrollará su obra literaria hasta ser considerado uno de los autores judíos más importantes del siglo XX.
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