Como escribió Cervantes: la más alta ocasión que vieron los siglos. Él, por lo menos, sí que la vio: estaba allí. Y fue testigo y actor del enfrentamiento entre las naves del Imperio Otomano, dirigidas por Alí Bajá, y la flota católica de la Liga Santa, al mando de Don Juan de Austria y Don Álvaro de Bazán.
La victoria católica fue menos trascendental de lo que a primera vista pudiera parecer. De hecho, los ataques de piratas berberiscos (sostenidos por los turcos) fueron más numerosos después de la batalla de Lepanto. Pero puso sobre aviso a la Sublime Puerta con respecto a las fuerzas cristianas, y eso no era poca cosa.
Son muchas las circunstancias que hacen de Lepanto un momento de especial significado. La presencia de Cervantes, por ejemplo. El hecho de que el Papa Pío V instituyera la fiesta del Rosario el 7 de octubre, para agradecer a la intercesión de la Virgen, bajo esta advocación, la victoria sobre los musulmanes. Y también la cantidad de obras de arte que se produjeron para conmemorar la decisiva victoria.
Una de ellas, espectacular, está en Murcia.
Pista: sus autores son Juan de Toledo y Mateo Gilarte.
Otra pista: la Virgen del Rosario es la patrona de la Orden de Predicadores, los Dominicos.
¿Alguien se anima a averiguar la respuesta?
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