Ya hemos dedicado alguna entrada a este hecho, uno de los de mayor trascendencia histórica ocurridos en Europa. Escribimos sobre Constantino XI Paleólogo y su leyenda (El Emperador de mármol), sobre las consecuencias, sobre literatura... Sobre la participación de españoles, venecianos, genoveses, galeses... De cómo unos cuántos creyeron en una misión trascendental: la defensa de la cristiandad y del último emperador de Bizancio frente al avance incontenible de los turcos. Pero la mayoría no consideró que la inversión era suficientemente rentable.
Hace pocos años se estrenó una superproducción turca (1453 Fetih) que arrasó en los cines de Alemania, por ejemplo, y que en algunos círculos se consideró una llamada a una nueva conquista de Europa. Desde el punto de vista de la reconstrucción histórica la película tiene secuencias fantásticas, como la dedicada al transporte de los barcos del sultán a través de los montes que circundaban el puerto de Constantinopla, para burlar la defensa marítima de la ciudad.
Pero el caso es que los turcos ya habían pisado, y con fuerza, el suelo europeo. A mediados del siglo XIV el poder otomano ya se estaba expandiendo por la actual Bulgaria, y luego desde Macedonia hacia Montenegro, Kosovo y Serbia, haciendo un círculo que asfixiaría a Constantinopla. Eso lo podéis ver en el mapa:
Sobre el poder turco en los Balcanes,
Una novela: Bajo el yugo, de Ivan Vasov (un poco tocho, pero bueno...)
Una película: Cuerno de cabra (un poco plasta, pero bueno...).
Ah, por cierto.
Para los musiquines, un 29 de mayo de 1860 nacía uno de los grandes genios españoles, Isaac Albéniz.
Y para los literatos, un 29 de mayo de 1958 fallecía uno de los grandes de la poesía del siglo XX; Juan Ramón Jiménez.
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