Ya es 3 de mayo y, por tanto, sería el momento de conmemorar los fusilamientos de la montaña de Príncipe Pío, el famoso, más que famoso, cuadro de Goya que vulgarmente llamamos los fusilamientos del 2 de mayo. Fueron el día 3, no lo olvidéis.
Pero el 2 de mayo fue el levantamiento de la ciudad de Madrid, el que dio el aldabonazo para la resistencia popular. De ahí a toda España se extendió la noticia de la vergonzosa actitud de la familia real, de la prepotencia francesa, de los desmanes... Y Fernando VII se convirtió en el símbolo de lo que los españoles querían: a su rey, y no al francés. Si estaban equivocados o no, nunca lo sabremos. No hemos tenido oportunidad de juzgar si el gobierno de José I habría sido el ideal para la España del momento, por más que muchos podamos pensar que era más que probable que así fuera.
Dos recomendaciones: echad un vistazo al interactivo que El País preparó con ocasión del bicentenario; y no olvidéis que la idea de formar una Junta Suprema Central que coordinara a las Juntas provinciales y diera cuerpo a la oposición al invasor surgió de la Junta de Murcia.
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