Hace ya seis años publicamos esta entrada, y creemos que no está de más repetirla, para que no tengáis que buscarla:
Aprovecho el descanso de estos días para ofreceros algunas informaciones sobre personajes típicos de la Navidad.
En primer lugar, sin duda, los Reyes Magos. En España, son los personajes navideños por excelencia. El evangelio de San Mateo menciona la llegada a Belén de unos magos de Oriente, sin decir ni cuántos eran, ni cuáles eran sus nombres. Todas las tradiciones coinciden en considerarlos magos, que simplemente les concede la condición de astrónomos (magoi), aunque para otros se trate de sacerdotes de la secta de los zoroastristas. En todo caso, siguen las estrellas. Los evangelios apócrifos tampoco precisan más, aunque ya el “Evangelio armenio de la infancia” dice lo siguiente:
En primer lugar, sin duda, los Reyes Magos. En España, son los personajes navideños por excelencia. El evangelio de San Mateo menciona la llegada a Belén de unos magos de Oriente, sin decir ni cuántos eran, ni cuáles eran sus nombres. Todas las tradiciones coinciden en considerarlos magos, que simplemente les concede la condición de astrónomos (magoi), aunque para otros se trate de sacerdotes de la secta de los zoroastristas. En todo caso, siguen las estrellas. Los evangelios apócrifos tampoco precisan más, aunque ya el “Evangelio armenio de la infancia” dice lo siguiente:
“Y los reyes de los magos eran tres hermanos: Melkon, el primero, que reinaba sobre los persas; después Baltasar, que reinaba sobre los indios, y el tercero Gaspar, que tenía en posesión el país de los árabes”.
No os podéis ni imaginar la cantidad de variaciones que hay sobre el tema. En la tradición latina, los reyes fueron dos, tres o cuatro, hasta que al final la tradición fijó el número de tres. Y además, el negro, como nosotros decimos, tardó bastante en aparecer. La simbología también es muy variada: los tres reinos significan todos los países de la tierra, que se convierten a Jesucristo; cuando se representan como un hombre joven, otro maduro y otro anciano, simboliza todas las edades del hombre; cuando se representan como tres razas, pues la conversión de todos los hombres, sea cual sea su raza. En la tradición griega se llaman Apellicon, Amerin y Damascón; en hebreo, Magalath, Galgalath y Serakin; Kagpha, Badalilma y Badadakharida en Siria; Ator, Sater y Paratoras en Etiopía; en la tradición Armenia llegaron a ser doce, e incluso quince los que reyes que formaban el cortejo de magos hacia Belén.
Otra de las tradiciones hace que sus restos estén enterrados en la catedral de Colonia (Alemania).
El segundo personaje es Papá Noel/Santa Claus/San Nicolás. Aquí también hay mezcla de tradiciones, y de intereses comerciales. El origen es San Nicolás, un obispo del siglo IV originario de Turquía, que se hizo famoso por su generosidad y su amor a los niños. ¡Niños y regalos! ¿A qué os suena? La costumbre de que este personaje fuera el encargado de repartir los regalos a los niños en la víspera del nacimiento de Jesús se extendió casi por toda Europa, desde Rusia hasta Inglaterra, siendo quizá España la excepción hasta hace bien poco (porque claro, a los papás y mamás les daba pena que los niños no disfrutaran más que un día de los regalos… snifff… pobre niños….). Ahora bien, el Papá Noel o Santa Claus actual es invento de… ¡La Coca Cola ! El precedente es la imagen creada por el dibujante Thomas Nast en 1860, para ilustrar una serie de relatos en los que el personaje ya ni era obispo ni ná, y se había convertido en el gordo bonachón que viene del Ártico montado en un trineo volador. En 1931, a manos del dibujante Habdon Sundblom, sufrió la transformación definitiva, para ilustrar la campaña navideña de la Coca Cola de aquél año. Los finlandeses tienen montado un curioso negocio presentando la localidad de Rovaniemi como el pueblo donde vive el gordo.
El tercero es uno con raíz: el Olentzero u Olantzero. Se trata de un carbonero vasco, que cumple la misma función que Santa Claus. Se representa como un hombre grueso, desarrapado, manchado de carbón, de buen comer y borrachín. Los vascos hasta le han puesto novia: la Mari Domingi. Es un ejemplo interesante de pervivencia de tradiciones ancestrales.
Y el último, el más entrañable, es el Armadillo Navideño. Una invitación a la cantina del instituto (con moderación, por favor) a quién me diga quién es este tipo.
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