Pues casi. Pero no podrán con nosotros. Y para que os lo penséis, un fragmento de la novela El Reino de este mundo, de A. Carpentier. Al final del relato, cuando ya el estrafalario emperador de Haití Henri Christophe lo ha perdido todo, y el protagonista de la novela Ti Nöel se queda a solas con su historia, Carpentier nos deja esta reflexión:
"... pues el hombre ansía siempre una felicidad situada más allá de la porción que le es otorgada. Pero la grandeza del hombre está precisamente en querer mejorar lo que es. En imponerse Tareas. Por ello, agobiado de penas y de Tareas, hermoso dentro de su miseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre solo puede hallar su grandeza, su máxima medida, en el Reino de este mundo".
¡Buen curso a todos!
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