sábado, 11 de enero de 2020

Valladolid, capital de España

Las Cortes medievales se caracterizaban, entre otras cosas, por su itinerancia. Carecían de una ciudad que ejerciera la función de capital, con una presencia fija del Rey, su familia y su corte. La corte estaba donde estuviera el rey, y el rey se desplazaba continuamente. En el caso de la Monarquía Hispánica eso fue así hasta que Felipe II decidió gobernar sus estados desde un punto fijo: Madrid. Pero no siempre fue así. 
El 11 de enero de 1601, a instancias del Duque de Lerma, Felipe III trasladó la capital de los Reinos de España se trasladó a Valladolid. Y allí permaneció hasta 1606. Esta operación fue una ocasión de especulación inmobiliaria que enriqueció de forma escandalosa al valido del rey, el Duque de Lerma. Antes del traslado, Lerma adquirió terrenos y propiedades en Valladolid que incrementaron su valor una vez que el rey decidió instalar allí su corte. Mientras que la corte estuvo en Valladolid, Lerma invirtió en la adquisición de terrenos y propiedades en Madrid, que subieron de valor como la espuma cuando la corte retornó. 
En ambos casos, el gran beneficiado fue Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, Primer Duque de Lerma. 


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