Pues hoy se han cumplido 185 años de la genial idea de D. Francisco Javier de Burgos, un señor que se pasó por el forro cualquier criterio más o menos sostenido en la tradición histórica, y decidió que las provincias eran 49, y que eran las que él iba a decir.
Para Murcia, en concreto, de pena. Es un hito más en lo que José María Jover y Antonio Pérez Crespo sintetizaron como la disminución progresiva de la entidad territorial murciana. Uno de los rasgos históricos del Sureste. Al poco de la llamada Reconquista (que también tiene bemoles, la cosa...) el Reino de Murcia era más o menos el doble de lo que hoy es la provincia y Comunidad Autónoma. No se trata de llorar ese pasado "glorioso", sino de reconocer elementos de configuración histórica. Y si en otras latitudes el proceso es de engrandecimiento, aquí es de empequeñecimiento.
De todas formas, eso nos ha dado un factor de ventaja. Un tierra como Murcia, de identidad poco cohesionada, se muestra más abierta, tolerante y menos conflictiva que otras de identidad "fuerte". Todos sabemos. ¿Dónde está la ventaja, entonces? Cada cual que juzgue.
Que descanse en paz, Don Javier de Burgos, y también D. Adolfo Suárez, que culminó la obra con ese invento, hoy muy cuestionado, de las Comunidades Autónomas. Y mezclando ambos asuntos, cabría preguntar... ¿qué sería hoy de la provincia de Murcia si no se hubiera convertido en la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia?
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