Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, es uno de esos personajes que te ponen fácil el camino desde la historia hasta la leyenda. Entre lo que se sabe, lo que se ignora y lo que se ha inventado, Don Rodrigo se ha convertido en uno de los iconos de la Historia de España. Pero de esa Historia de España con mayúsculas y olé, de Tizona y Babieca, de discurso con voz emocionada recordando las hazañas de Santiago Matamoros y de Guzmán el Bueno, de colecciones de cromos y películas de Charlton Heston. No es que sea malo, todo eso. Pero a poco que uno rasca, se tiene que dar cuenta a la fuerza de que Don Rodrigo y el Cid son dos versiones de una misma historia. Cada cual, que se quede con la que más le ayude a vivir bien. Entre las muchas cosas que facilitan la fábula (como en otros personajes) es la incertidumbre en torno a su muerte. Parece que, al menos por tradición, la fecha del 10 de julio es la que se impone. Y hoy es 10 de julio.
Para todos aquellos a quienes le gusta el Cid, la Edad Media, los caballeros y las doncellas, los castillos, y la épica de aquellos siglos que algunos consideran oscuros, dejamos esta sugerencia: la ruta llamada El Camino del Cid.
Atentos: ninguna de las rutas que se presentan en la página llega hasta Murcia, aun a sabiendas de que el Cid llegó hasta Molina de Segura, cuando se dirigía a socorrer al rey Alfonso en Aledo. Es especialmente interesante, porque precisamente en torno a este socorro se produjo el desencuentro entre el rey y Don Rodrigo, lo que concluyó con el destierro del Campeador.
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