Todo el mundo conoce al Gran Wyoming. O casi. Tipo ingenioso, rápido, gran comunicador, estrella televisiva desde hace mucho, desde antes del inolvidable "Caiga quien caiga". Ahora resulta que también es historiador. Como todos, vamos, porque esto de ser historiador debe ser uno de los oficios más sencillos que hay sobre la faz terrestre. Dicen que en cada español (sobre todo en horario de bar) hay un presidente de gobierno y un seleccionador nacional de fútbol. Y un historiador, añado yo.
Pues Wyoming ha publicado en Planeta (ni más ni menos) un libro titulado No estamos locos. Viene avalado por otro de los grandes de las letras españolas contemporáneas, Juan José Millás. Y según la periodista que escribe la página entera (La Verdad, 24 de marzo de 2014, página 38), en la entradilla destaca:
"En No estamos locos hurga en el pasado para buscar los culpables de esta desgracia que se llama España".
Me quedo a cuadros. Hurga, dice Isabel Ibáñez, autora del reportaje. Espiga, más bien, y sin mucho trabajo, que los lomos ya no están para doblar gratis. Citas de periódico, entrevistas, ocurrencias, tópicos... esa es la base documental de Wyoming, por lo que se ve. Su escuela metodológica está bien definida: "no digo nada que no diga la gente tomando una cerveza", que como sabe todo el mundo es el mayor argumento de autoridad que se puede aportar. Y claro, después de vender 200.000 ejemplares del libro (¡200.000, oiga, 200.000!), no puede por menos que reconocer que él está todo el día sumido en esta desgracia que se llama España. Desgracia, sí, pero para unos más que para otros. Wyoming está en categoría Desgracia De Luxe. Lo que da derecho a opinar, a escribir, a publicar (todo muy lícito, por cierto), y además el privilegio de que te paguen por eso, el lujo de que la gente pague por leer lo que escribes.
Muy español. Blasfemar del país que te hace rico.
A mí, personalmente, me parece una vergüenza. Y también, que se dedique una página entera a este libro. Y que Juan José Millás, como que lo recomienda. Y dice que es muy serio.
Como este es un blog dedicado sobre todo a alumnos, me voy a guardar las palabras que estoy pensando. ¿Para qué dedicar tantos años y esfuerzos, tantas horas perdiendo la vista entre legajos, documentos, o piedras, o artículos imposibles de entender? ¿Para qué estudiar historia? Para que luego venga un showman y te lo explique bebiendo una cerveza, o una periodista que te dice que este libro pretende "desentrañar nuestro patético presente".
Ojalá Wyoming se dedicara a cantar a los tramperos de Connecticut, Isabel Ibáñez buscase otros temas, y nos dejaran a los historiadores hacer nuestro oficio, uno de los que más intrusismo profesional registra.
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