Esta vez en Níger. Aunque ya hemos habado del asunto de la inmigración, con ocasión de la tragedia inmensa de Lampedusa, no está de más seguir recordando a tantos y tantos hombres, mujeres, niños, ancianos, que buscando un futuro mejor, encuentran la muerte a manos de traficantes sin escrúpulos... personas a las que es difícil de calificar por su comportamiento, y aun más comprender qué pasa por la cabeza de alguien que es capaz de abandonar a 90 personas en el desierto, sabiendo que van a morir de sed.
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