A estas alturas, todo el mundo sabe que la Inquisición romana no quemó a Galileo. Pero procesarlo... Ya lo creo que lo procesaron. Fue condenado a abjurar de sus opiniones científicas, por considerarlas opuestas a la doctrina católica (cosa que hizo en la Iglesia de Santa María sopra Minerva, el 22 de junio de 1633), y a pena de cárcel. Gracias al cardenal Barberini, la pena de cárcel fue conmutada por un arresto domiciliario en su casa de Arcetri.
Y aquí tenéis una imagen del final de la primera deposición de Galileo ante el tribunal inquisitorial, el 12 de abril de 1633...
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