Seguimos con música e historia...

Y en esta ocasión nos detenemos en las canciones revolucionarias, las que se entonaron en los mismos momentos de exaltación y confusión, como himnos populares que guiaban los pasos de las masas. Y servían, además, de elemento propagandístico. Aprovechando la fecha (como se ha señalado en la parte baja de nuestro blog), podemos recordar una de las más famosas del siglo XIX español, hoy totalmente desconocida: el Trágala, que se le cantaba a los seguidores de Fernando VII cuando éste se vio obligado a jurar la Constitución de Cádiz, en 1820. Trágala, perro, cantaban, y por supuesto el perro era el propio rey, y lo que tenía que tragarse, la Constitución. Como es normal en estos casos, la letra varía mucho de un autor a otro; las circunstancias hacían que la música se mantuviera, y que las letrillas se adaptaran. Y algunas son muy largas, así que os pongo solo el estribillo:

Tú que no quieres
lo que queremos
la ley preciosa
puesta en bien nuestro.
¡Trágala, trágala,
trágala perro!
¡Trágala, trágala,
trágala perro!

Casi cada revolución ha tenido su canción (y su poeta emblemático). Francia tuvo su Marsellesa; Portugal (1974), su Grandola, Vila Morena... La Internacional, Cara al sol, A las barricadas, El pueblo unido jamás será vencido, Bandiera rossa, Marcha de Sacco e Vanzetti, son buenos ejemplos de la expresión musical de la ideología política, y de momentos históricos en los que hubo que cantar fuerte para ser oído y tenido en cuenta. Como no puedo evitar mis filias, también los movimientos juveniles de los años '60 y '70 tuvieron sus himnos. Para mí, el mejor es Let the sunshine in, de la ópera Hair. Pero estoy abierto a discutirlo con quien quiera.