Quien quiera, puede perder el tiempo en disquisiciones sesudas sobre la oportunidad o no de celebrar el Día de la Hispanidad, la Fiesta de la Hispanidad o lo que quiera... En general, la crítica que se realiza a las actuaciones españolas (en realidad, casi todas ellas castellanas) en América en el largo proceso que denominamos colonización ignoran un principio básico de la hermenéutica: no se juzgan comportamientos del siglo XVI con códigos éticos y morales del siglo XXI. Me gustaría ver a muchos de los detractores de esta fiesta en el papel de pobre hidalgo extremeño huyendo de la pobreza de su tierra y embarcándose hacia un horizonte incierto pero esperanzador... a ver si cuando llegaran a América central se convertían en apóstoles de la alianza de civilizaciones...
Fiestas nacionales, como la de la hispanidad; o la del 14 de julio; o la del 4 de julio... por citar las más conocidas, son solo símbolos políticos a los que uno puede adherirse o no. Como las banderas.
Y resulta que hoy, 13 de octubre, se cumplen 176 desde que Isabel II publicó el decreto que unificaba todas las enseñas nacionales y fijaba la actual bandera como única y obligatoria para todos los cuerpos de ejército.
Léelo AQUÍ.
Y la imagen que ya publicamos hace tiempo, en la que se ven los diseños que Antonio Valdés presentó a Carlos III para que decidiera:
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