Vivimos sin pensar en lo que consumimos, sin pensar en lo que derrochamos y acaba en la basura. Como antídoto contra el consumismo surgen aquí y allá experiencias que proponen austeridad, volver a valores de simplicidad, de considerar si lo que nos rodea en nuestros hogares es realmente necesario o imprescindible. Os traigo los dos últimos ejemplos:
- Dave Bruno, que ha iniciado el reto de vivir un año con una selección de solo 100 objetos.
- Dave Chameides, que toma conciencia de su nivel de consumo guardando y contabilizando la basura que genera en un año.
Echadle un vistazo, y decidnos qué opináis y si se os ocurren experiencias (lógicamente a un nivel más discreto) que podamos hacer en el instituto para concienciarnos de que el derroche es insostenible e insolidario.
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